Sorprende la precisión con la que se cumplen los guiones y cómo la secuencia de los hechos sigue exactamente lo que se anticipó que ocurriría. Ya anuncian las primeras oposiciones de profesores de Catalán al amparo de la recién aprobada Ley de Lenguas. Es obvio que de esas oposiciones estamos excluidos la mayoría de los ciudadanos aragoneses, que en más del 90%, somos castellanohablantes, mientras que podrán concurrir los habitantes de las comarcas orientales bilingües y, especialmente, los ciudadanos catalanes fronterizos y también bilingües. Un médico o un técnico en informática no tienen esos condicionantes de origen, sino solo de conocimientos. Pero, en este caso, es el origen el que condiciona los cononocimientos, estableciendo una nueva barrera que acaba de trasladarse del límite oriental de nuestra Comunidad hacia el Oeste, hasta el límite de coexistencia lingüística entre castellano y catalán. Se ha creado, como temíamos, una cantera de puestos de trabajo privilegiados, que pagaremos todos y de la que están excluidos la mayoría de de los aragoneses, pero que queda abierta a nuestros vecinos catalanes. Porque, al fin y al cabo, entre Almacellas y Altorricón hay un paseo. La frontera acaba de desplazarse al Oeste. Antes era solo la lengua, pero ahora también son los puestos de trabajo. Luego serán más cosas.
Por Julio Calvo
Puedes ver esta Carta al Director en El Heraldo del 30 de Diciembre
miércoles, 30 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
lunes, 21 de diciembre de 2009
ARAGÓN, COLÒNIA NOSTRA!
Al final ha visto la luz, tan mareada como desconocida, una ley de lenguas para Aragón. Sin duda, la mayoría de los ciudadanos, absurda, lógica y convenientemente, ajenos a ella y a lo que supondrá en sus vidas.
Sin entrar en más detalles, y aplicando (con repugnancia) la misma perversa dialéctica de lenguas propias vs. oficiales, mientras quedan en el baúl del olvido social lenguas madres, vehiculares y comunes, la historia no emerge, en esta ley, de la pezuña cota que marcaron similares leyes en vecinas regiones. Porque bien podíamos los aragoneses y riojanos haber exigido que a lo que llamamos Castellano, o Español, se hubiese denominado en realidad como Riojano‐Aragonés, ya que el origen histórico, territorial, y su expansión natural por el valle del Ebro, marcan un idioma tan telúricamente nuestro como las variantes hermanas de las Lenguas de la Franja o las Lenguas Pirenaicas. En Aragón ya se hablaba, es más, ya se creaba, amaba y luchaba por la libertad en Español, Castellano, Riojano‐Aragonés, o como lo quieran llamar, antes de que se cerrase el actual mapa de nuestra región, lo que sin duda le otorga la calidad de lengua nuestra, de lengua propia, calidad que le niega la ley.
Hemos asistido a un parto, no sólo de una ley, sino de la imaginería que el nacional‐socialismo prepara para nuestra región. El denominar como Aragonés al ayuntamiento de las lenguas que se dan en los valles pirenaicos, no sólo supone la muerte de esa riqueza plural, bajo las botas de una “academia” sino que, además, trasluce que el Español no es la lengua que alumbraron hace ya siglos, como intentaba bosquejar en el párrafo anterior, nuestros abuelos en nuestra tierra, sino una suerte de imposición, que conquistadores castellanos de roñosas y fascistas armaduras, lograron a sangre y fuego. Y que los únicos aragoneses auténticos son los pirenaicos, o en su defecto, aquellos que hablen esa fabla, y que resisten, en un montañoso rincón, ahora y siempre, al extranjero invasor, a imagen y semejanza de los geniales cómics de Astérix.
Y es que las aventuras del galo, suponen, por sí mismas, toda la profundidad argumental que el nacionalismo en España necesita para germinar, y toda su solvencia intelectual.
Y respecto del Catalán, llama la atención que el Partido Popular, con buen criterio, se esfuerce y recoja miles de firmas contra la imposición del mismo, pero que sin embargo no sume una sola contra la imposición del “Aragonés”. O si se movilizaría de igual manera si la lengua por imponer fuese el Fragatino. Bueno, llamaría la atención del despistado ciudadano que no haya visto lo que el PP ha propugnado para Galicia, Baleares, Comunidad Valenciana… Para nosotros, un suma y sigue lógico y muy consecuente.
Y lo que más brilla entre las líneas de la ley, es la sonrisa y la mano del nacionalismo socialista catalán. Las oposiciones de la década que estamos a punto de estrenar valorarán para el empleo público aragonés un conocimiento de la lengua vecina que abrirá una gran ventana de clientelismo a los ciudadanos de determinadas regiones (ya de por sí agraciadas con los mejores de nuestra tierra), a la par que cerrará nuestro propio funcionariado al aragonés medio. ¿Pensaban que un vecino no podía hacer que diésemos de comer a sus hijos antes que a los nuestros?
Además, de nuevo, la normalización a Catalán de todo el rosario de hablas de la Franja, (distintas entre sí hasta el punto de no haber acuerdo de en qué lado de las fronteras lingüística/académicas caen algunas de ellas) no sólo extermina cualquier atisbo de la nominal propiedad aragonesa que tuviesen, sino aún de la que tuvieren, al instaurar el subliminal silogismo de que si el Aragonés se habla en Aragón, el Catalán en Cataluña. Y lo que es Cataluña, lógicamente, no es Aragón. Un alto precio, toda la Franja, han pagado Chuntas por su cuota de poder, al PSC de Iglesias. Mientras, el PSA de Labordeta, toma toda la semblanza de un bien de la franja. ¿El sarcófago de Nachá, quizás?
por Román Lobera
Sin entrar en más detalles, y aplicando (con repugnancia) la misma perversa dialéctica de lenguas propias vs. oficiales, mientras quedan en el baúl del olvido social lenguas madres, vehiculares y comunes, la historia no emerge, en esta ley, de la pezuña cota que marcaron similares leyes en vecinas regiones. Porque bien podíamos los aragoneses y riojanos haber exigido que a lo que llamamos Castellano, o Español, se hubiese denominado en realidad como Riojano‐Aragonés, ya que el origen histórico, territorial, y su expansión natural por el valle del Ebro, marcan un idioma tan telúricamente nuestro como las variantes hermanas de las Lenguas de la Franja o las Lenguas Pirenaicas. En Aragón ya se hablaba, es más, ya se creaba, amaba y luchaba por la libertad en Español, Castellano, Riojano‐Aragonés, o como lo quieran llamar, antes de que se cerrase el actual mapa de nuestra región, lo que sin duda le otorga la calidad de lengua nuestra, de lengua propia, calidad que le niega la ley.
Hemos asistido a un parto, no sólo de una ley, sino de la imaginería que el nacional‐socialismo prepara para nuestra región. El denominar como Aragonés al ayuntamiento de las lenguas que se dan en los valles pirenaicos, no sólo supone la muerte de esa riqueza plural, bajo las botas de una “academia” sino que, además, trasluce que el Español no es la lengua que alumbraron hace ya siglos, como intentaba bosquejar en el párrafo anterior, nuestros abuelos en nuestra tierra, sino una suerte de imposición, que conquistadores castellanos de roñosas y fascistas armaduras, lograron a sangre y fuego. Y que los únicos aragoneses auténticos son los pirenaicos, o en su defecto, aquellos que hablen esa fabla, y que resisten, en un montañoso rincón, ahora y siempre, al extranjero invasor, a imagen y semejanza de los geniales cómics de Astérix.
Y es que las aventuras del galo, suponen, por sí mismas, toda la profundidad argumental que el nacionalismo en España necesita para germinar, y toda su solvencia intelectual.
Y respecto del Catalán, llama la atención que el Partido Popular, con buen criterio, se esfuerce y recoja miles de firmas contra la imposición del mismo, pero que sin embargo no sume una sola contra la imposición del “Aragonés”. O si se movilizaría de igual manera si la lengua por imponer fuese el Fragatino. Bueno, llamaría la atención del despistado ciudadano que no haya visto lo que el PP ha propugnado para Galicia, Baleares, Comunidad Valenciana… Para nosotros, un suma y sigue lógico y muy consecuente.
Y lo que más brilla entre las líneas de la ley, es la sonrisa y la mano del nacionalismo socialista catalán. Las oposiciones de la década que estamos a punto de estrenar valorarán para el empleo público aragonés un conocimiento de la lengua vecina que abrirá una gran ventana de clientelismo a los ciudadanos de determinadas regiones (ya de por sí agraciadas con los mejores de nuestra tierra), a la par que cerrará nuestro propio funcionariado al aragonés medio. ¿Pensaban que un vecino no podía hacer que diésemos de comer a sus hijos antes que a los nuestros?
Además, de nuevo, la normalización a Catalán de todo el rosario de hablas de la Franja, (distintas entre sí hasta el punto de no haber acuerdo de en qué lado de las fronteras lingüística/académicas caen algunas de ellas) no sólo extermina cualquier atisbo de la nominal propiedad aragonesa que tuviesen, sino aún de la que tuvieren, al instaurar el subliminal silogismo de que si el Aragonés se habla en Aragón, el Catalán en Cataluña. Y lo que es Cataluña, lógicamente, no es Aragón. Un alto precio, toda la Franja, han pagado Chuntas por su cuota de poder, al PSC de Iglesias. Mientras, el PSA de Labordeta, toma toda la semblanza de un bien de la franja. ¿El sarcófago de Nachá, quizás?
por Román Lobera
sábado, 31 de octubre de 2009
Leyes para regiones, imposiciones para ciudadanos.
Las Cortes de Aragón van a abordar la Ley de las lenguas propias de Aragón. La propuesta legislativa del Partido Socialista se aprobará con enmiendas de CHA e IU lo que supone el apoyo de todos estos partidos a una política identitaria basada en una falacia. La normalización lingüística de Aragón reconocerá los derechos civiles y democráticos de las minorías con lenguas propias. Ante el desconocimiento e indiferencia de la sociedad aragonesa, entrará en vigor una ley que quebrará la cohesión social y económica de Aragón y consolidará un nacionalismo radical aliado con el resto de nacionalismos que no aceptan a España como una comunidad nacional.
El Dictamen de la Comisión de estudio de política lingüística en Aragón se aprobó en las Cortes el 6-11-1997. Comparecieron representantes de entidades sociales catalanistas, expertos en aragonés y catalán, dos eurodiputados -vasco y catalana- y políticos de comunidades autónomas con leyes de normalización lingüística. Su contribución en la redacción del Dictamen une el modelo de cooficialidad propugnado por los participantes con el derecho de las minorías lingüísticas defendido por organismos internacionales, obviando que los sujetos de derecho son las personas y no los territorios.
La proposición socialista en Aragón surge en una coyuntura de hegemonía de partidos nacionalistas. Los pactos entre nacionalistas y socialistas en Cataluña, Baleares y Galicia expulsaron al castellano de la vida institucional y pública de esas comunidades y los castellanohablantes son marginados por hablar la lengua oficial del Estado y no la propia del territorio autónomo.
Las leyes de normalización lingüística promulgadas por la derecha nacionalista en Cataluña (CiU) y País Vasco (PNV), y por el PP en Navarra, Galicia, Valencia y Baleares con mayorías parlamentarias absolutas son constitucionales porque J. Mª Aznar, en contra de la opinión de muchos juristas, presionó al Defensor del Pueblo para no presentar recurso de inconstitucionalidad a la Ley de Política Lingüística de la Generalitat. Los derechos fundamentales de los españoles garantizados por la Constitución no lo están en las normativas autonómicas.
La Constitución proclama la existencia del castellano y de otras lenguas españolas, patrimonio cultural que se debe preservar. Durante la Transición los nacionalistas se acogieron al derecho de uso de sus lenguas maternas para implantar el bilingüismo en la educación y administración. En Cataluña pronto afloró la intención del nacionalismo de imponer el monolingüismo catalán excluyendo al español (lengua materna del 70% de la población). El subterfugio utilizado para legitimar la exclusiva inmersión en catalán, fue sustituir el término lengua materna por lengua propia, del territorio, histórica, de uso predominante o señal de identidad del país. El castellano es la lengua oficial del Estado y por tanto foránea del territorio sobre el que se legisla, negando así el derecho de la mayoría a estudiar y vivir en su lengua materna.
Como el resto de leyes de cooficialidad de lenguas vernáculas, la proposición de ley del Partido Socialista aragonés, alineada con los planteamientos de Omnium Cultural, niega al español su condición de lengua materna.
Los aragoneses deben saber que bajo la protección y fomento las lenguas de Aragón utilizadas habitual o esporádicamente por unas cuarenta mil personas, se pretende que la cooficialidad del catalán en la Franja facilite su futura incorporación a los Países Catalanes, y la del aragonés propicie, con el progresivo arrinconamiento del español, un proyecto nacionalista identitario en Aragón.
Las consecuencias sociales serán enormes. La ley considera al español una lengua impropia de Aragón por lo que los derechos de la mayoría de castellanoparlantes se restringirán con, p. ej., trabas lingüísticas para el acceso al empleo público. En lo económico se propicia la fragmentación laboral y del mercado interior, y que enormes partidas económicas se destinen a aplicar la ley y a subvencionar a personas y entidades públicas y privadas que hallarán en la cooficialidad un maná inagotable.
viernes, 9 de octubre de 2009
Comarca aragonesa, "païso" catalán.
Ayer se admitió a trámite en el parlamento aragonés el proyecto de Ley de Lenguas para Aragón. Como siempre que se avanza en este sentido (y no me refiero sólo a en materia lingüística), no hay forma de acceder a la información desde los mismos partidos que la han promovido y aprobado.
Para compensar esa estrategia de hacer las cosas “de tapadillo”, hasta que son realidades “de facto”, y por si el aragonés medio no es consciente aún de lo que se le viene encima con este proyecto de ley, voy a hacer un pequeño esquema de las consecuencias de esa medida:
Que una lengua sea cooficial en una administración, aunque sea en parte, significa que cualquiera puede dirigirse en ella con perfecto derecho en cualquiera de las instituciones y servicios públicos de la comunidad.
Eso quiere decir que, en unos años, todos los funcionarios que atiendan al público, deberán responder adecuadamente a alguien que lo haga en catalán o en aragonés. La más remota pedanía del maestrazgo podría recibir una instancia en Fabla y cualquier Ayuntamiento pirenaico atender un recurso en Catalán. A la hora de optar a un empleo público, o de cara al público, se darán prebendas a aquellos que conozcan una o las dos lenguas. Jueces, policías, conductores de autobús, taxistas, médicos, comerciantes, deberán estar preparados para servir a un catalanoparlante. La Universidad, la Justicia, Sanidad, vialidad, todas las instituciones se verán afectadas. ¿Porqué un aragonés que mañana estudie en fabla no habría de poder acceder a unos estudios universitarios en su Comunidad en una de las lenguas propias de su Comunidad?
Al margen de la brutal prioridad que obtendrán, automáticamente, ciudadanos de CC.AA. vecinas sobre los propios aragoneses, sobre todo para optar a empleo público, la cantidad de recursos en forma de dinero que deberá proveerse para dar adecuadamente dichos servicios públicos (carteles, folletos informativos, circulares, boletines, etc) nos empobrecerá dramáticamente como región, y nuestros caciques podrán justificar políticas tan antisociales como hacer de Aragón un casino.
No hay que caer en la trampa de debatir si es apropiado llamarlo catalán o chapurreau, o si Cheso, Batués y Ansotano desaparecerán como variantes en pos de un aragonés de academia. Aquellos que incidan en ello, en realidad, están de acuerdo con el modelo, y simplemente debaten sobre la etiqueta. Las consecuencias de que sea cooficial el Chapurreau en vez de serlo el Catalán, son tan parecidas como Chapurreau y Catalán lo son entre sí.
Bajo la excusa de conseguir una cosa perfectamente legítima, como es que algunos menores sean escolarizados en su lengua materna, y bajo el eufemístico recurso del fomento del patrimonio cultural de Aragón, se nos cuela de rondón una terrible imposición. Si ésa fuera la verdadera razón, la ley proyectada forzaría la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias y los hijos de magrebíes y rumanos (bastante más que hablantes de fabla) estarían amparados por este proyecto de ley.
Por supuesto, existe otra trampa bajo las denominaciones que se han dado a las lenguas, y a los que mirábamos con extrañeza un proceso de comarcalización sin ningún sentido en una Comunidad tan despoblada como la nuestra, y que ahora vemos en los límites comarcales fronteras administrativas que en breve serán políticas, no se nos escapa el subliminal silogismo de que, si el aragonés es la lengua de Aragón, el catalán lo es de Cataluña. Y lo que es Cataluña, lógicamente, no es Aragón.
Ya no cabe ninguna duda de que el proyecto socialista, soterrado, para España, es Confederal. El PSA se quita la careta para mostrarnos la verdadera faz del PSC. Ya no podemos, en Aragón, seguir viendo con la condescendencia de un padre los mapas políticos de los Països Catalans. Son una terrible realidad.
miércoles, 29 de abril de 2009
Reflexiones C. C.
Reflexiones sobre una política lingüística como soporte de una legislación sobre la vida lingüística de una comunidad.
1.- No pretendo proponer fórmulas para una futura ley de lenguas, propuestas que constituyen una buena base sobre la cual gire la discusión y análisis de una futura ley. No pretendo tampoco proponer una filosofía sistemática sobre el posible papel que puede jugar la lengua o lenguas en la vida de una comunidad y, en especial, en la comunidad de Aragón o en España en su conjunto. Sólo pretendo formular algunos elementos que pueden ser de utilidad como base de una política lingüística adecuada para una comunidad y quiero hacerlo desde la base de mi experiencia como profesor de Enseñanza Media y de un diagnóstico de la actual situación en la sociedad española.
1.- Cada vez se está imponiendo con más fundamento que la situación de la educación y de la enseñanza en España presenta deficiencias profundas y que estas se están reflejando más allá del ámbito de la enseñanza: los sucesivos informes PISA, la situación en los estudios superiores, con un descenso muy acusado de la población estudiantil en facultades de ciencias como puede ser las Facultades de Física, de Matemáticas, etc., este descenso parece que también está afectando al resto de las facultades; el abandono acusado de los universitarios de sus estudios o el largo tiempo que requieren para poder terminar estos estudios que va más allá de los años estipulados , etc., los comentarios y análisis que los profesores universitarios hacen sobre el estado y formación previa de sus propios alumnos, estado y formación que no se atenúa en los últimos años de los estudios, etc.
2.- En el diario El País del Domingo 19 de octubre de 2008 se publica un informe con el título “Mucho Título y pocas letras” en el que se subraya las “carencias gramaticales” de los universitarios como serios obstáculos a la hora de encontrar trabajo; en este informe se destaca que “el mal uso de la lengua alcanza a los profesores”, se indica, con cierta imprecisión que el bilingüismo no incide en las deficiencias lingüísticas de la población o al menos no está categóricamente demostrado, sin embargo hay que pensar que en ambientes familiares con deficiencias severas en las competencias de la lengua materna por parte de las personas que se suponen formadas, como son los padres o hermanos mayores, el bilingüismo puede acentuar muy seriamente las deficiencias estructurales lingüísticas de las personas que están en el periodo de formación — en instituciones educativas bilingües a las que acceden alumnos procedentes de ámbitos culturales selectos se detectan problemas aunque no mayoritarios— lo que pueden acentuarse más en Comunidades como Cataluña, El País Vasco o Galicia y llegar a ser un rasgo social en grandes comunidades donde la degradación cultural y social es importante.
3.- Mi experiencia profesional me hace pensar que el deterioro de las competencias lingüísticas en la población estudiantil secundaria y, por lo que analizan algunos profesores de facultad, también en la población universitaria es estructural, cuando sostengo esto no estoy refiriéndome a los estudiantes que suspenden sino a los estudiantes que van aprobando — los informes que se publican sobre el nivel de formación en la población estudiantil solo tienen en cuenta datos sociológicos pero no se tienen en cuenta elementos cualitativos como los niveles de exigencia, análisis del tipo de pruebas que los profesores proponen para examinar el nivel de asimilación de las propias materias, etc. la correspondencia entre las calificaciones de cada institución y de cada profesor con los niveles reales de asimilación de los educandos, etc. .
4.- Con todo lo anterior quiero llegar a los siguientes puntos:
a.- una política lingüística tiene que partir de un diagnóstico serio y fundado del estado de la competencia lingüística de la comunidad a la que va dirigida dicha política.
b.- una política lingüística tiene que garantizar la sólida formación lingüística de las personas que van encaminadas a los estudios superiores, pues estas como capital humano son las que pueden impulsar un crecimiento estable y sólido de la economía pues esta, según el acuerdo de los economistas, está fundada en el conocimiento y este no puede ser de calidad si la estructura de las competencias lingüísticas de la población no son eficaces.
c.- una política lingüística no puede establecer barreras que impidan la formación sólida de la lengua en la población, la lengua es la estructura cultural más profunda de los seres humanos cuya finalidad no es únicamente la comunicación, por más que esta sea importante
d.- una política lingüística tiene que tener en cuenta los efectos que el bilingüismo puede provocar en determinados segmentos de la población, aun siendo este un elemento enriquecedor y que amplía sensiblemente la eficiencia cultural y comunicativa de las personas y de las poblaciones; por eso en toda política lingüística es necesario establecer sistemas bilingües que profundicen la formación de la comunidad.
e.- creo que es un elemento perturbador para una política lingüística considerar las lenguas como herramientas para la construcción de naciones y proponer la implantación social de lenguas minoritarias cuya eficiencia cultural y formativa es limitada o deficiente, cuyos efectos sociales pueden ser muy perturbadores a medio y largo plazo; dichos enfoques no son en manera alguna inocuos y más si se verifican los diagnósticos que se están haciendo con respecto al estado de la asimilación de la lengua vigente, el castellano, en las poblaciones de las comunidades autónomas.
c.- el castellano es la lengua mayoritaria y común en todas las comunidades del estado y como tal es reconocida en la Constitución; los informes y los diagnósticos que se hacen son referidos al estado de asimilación del castellano en las poblaciones de las comunidades autónomas.
d.- una política lingüística tiene que tener en cuenta que la población a la que va dirigida debe asimilar e interiorizar con una competencia cultural y comunicativa suficiente otras lenguas que por su extensión y por su potencia cultural y formativa cubren amplias poblaciones de muchos otros países y satisface elementos culturales que hunden sus hondas raíces en lo humano, me estoy refiriendo al Inglés, al Alemán, Francés, etc.
Este análisis no pretende ser exhaustivo y solo pretende ser indicativo.
1 Uno de los proyectos de investigación interesante, que las instituciones educativas no tienen en cuenta ni los medios de investigación pedagógica, es el análisis sistemático de lo que los alumnos escriben, de los exámenes y trabajos que hacen, de estos análisis se podrían proponer diagnósticos que se acercaran a la realidad y podrían ser la base de decisiones sobre la forma de enseñanza más ajustada y más efectiva.
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