Sorprende la precisión con la que se cumplen los guiones y cómo la secuencia de los hechos sigue exactamente lo que se anticipó que ocurriría. Ya anuncian las primeras oposiciones de profesores de Catalán al amparo de la recién aprobada Ley de Lenguas. Es obvio que de esas oposiciones estamos excluidos la mayoría de los ciudadanos aragoneses, que en más del 90%, somos castellanohablantes, mientras que podrán concurrir los habitantes de las comarcas orientales bilingües y, especialmente, los ciudadanos catalanes fronterizos y también bilingües. Un médico o un técnico en informática no tienen esos condicionantes de origen, sino solo de conocimientos. Pero, en este caso, es el origen el que condiciona los cononocimientos, estableciendo una nueva barrera que acaba de trasladarse del límite oriental de nuestra Comunidad hacia el Oeste, hasta el límite de coexistencia lingüística entre castellano y catalán. Se ha creado, como temíamos, una cantera de puestos de trabajo privilegiados, que pagaremos todos y de la que están excluidos la mayoría de de los aragoneses, pero que queda abierta a nuestros vecinos catalanes. Porque, al fin y al cabo, entre Almacellas y Altorricón hay un paseo. La frontera acaba de desplazarse al Oeste. Antes era solo la lengua, pero ahora también son los puestos de trabajo. Luego serán más cosas.
Por Julio Calvo
Puedes ver esta Carta al Director en El Heraldo del 30 de Diciembre